Como empresa de cerrajeros en Santiago de Compostela creemos que puede interesarte conocer el origen y la evolución de las cajas de seguridad. Te invitamos a hacerlo a través de este post.


Estas aliadas fundamentales en materia de seguridad empezaron a configurarse ya en la Edad Media. En aquella época lo que había era cofres de madera reforzados con bandas de hierro martillado. La verdad es que era una técnica que respondía a razones meramente estéticas. Más tarde se empezarían a fabricar cofres de hierro fundido, algo ya más parecido a lo que podemos instalarte hoy en Cerrajería Conxo.


Una vez aterrizados en la era de la metalurgia, en el siglo XVIII, las cajas de seguridad empezaron a evolucionar a pasos agigantados gracias a los avances tecnológicos de la época. En Nueva York, En 1826, Jesse Delano patentaría la que llamó “caja a prueba de fuego”. A la madera se añadió una solución de hidróxido potásico y alumbre. Después, para hacerla incombustible, la caja se revestía de una mezcla de arcilla, cal, grafito y mica. Hasta bien entrado el siglo XIX, los cofres de hierro siguieron siendo muy populares. Lo que ocurre es que su cometido era sólo la seguridad, ya que no eran ignífugos como las cajas que hoy te podemos instalar como cerrajeros en Santiago de Compostela. En 1835, los hermanos ingleses Charles y Jeremías Chubb comenzaron ya a fabricar cajas de seguridad de forma industrial. En 1878 el alemán Joseph Loch inventó la combinación mecánica de disco que utilizamos en las cajas de hoy día. En 1886,  Henry Brown patentó su caja de almacenamiento y conservación de documentos construida en metal forjado y con cierre de llave.